MITOS Y LOGOS: HESÍODO

Hesíodo: Teogonía.
Ed. Gredos

EL gran sentido de la Teogonía es su divinación del mundo que nos rodea, la personificación de los fenómenos y actividades que implican el éxito y el fracaso, la alegría y el dolor, en una palabra, la vida humana. Hesíodo se impone la tarea de convertir en entidades eternas todas las circunstancias pasajeras de esa vida y tal proceso de personificación sólo culmina cuando el fenómeno o potencia en cuestión recibe un nombre que le individualiza.
Pero su objetivo no es lólo exponer, como poeta-profeta, su interpretación de esas realidades humanas, sino explicar, impresionado quizás por el estricto orden del Universo, la clave religiosa de esa armonía.
En este sentido, Hesíodo recurre a la solución brindada por unos mitos procedentes de civilizaciones más antiguas cuyas respuestas encajan perfectamente con ese sentir religioso del poeta. La clave del orden cósmico radica en el triunfo total del bien sobre el mal, de lo justo sobre lo injusto: Urano malvado y violento, por lo que encuentra su castigo a manos de Cronos. Éste a su vez es también cruel y tiránico y Zeus castigará su pecado. Pero Zeus es todo orden y justicia y en consecuencia su soberanía será eterna.

La Teogonía es, pues, el poema de los dioses y en su evolución, Hesíodo se muestra optimista. El mito de las sucesiones implica un proceso progresivo desde el Caos hasta el orden perfecto sancionado por la justicia de Zeus. Nos encontramos, finalmente, ante le primer poema griego que busca una explicación divina al orden del mundo y que basa esa explicación en el triunfo definitivo del bien sobre el mal.

Dicen las musas en el Helicón: "¡Pastores del campo, triste oprobio, vientres tan sólo! Sabemos decir muchas mentiras con apariencia de verdades; y sabemos, cuando queremos, proclamar la verdad"


Mito de la gigantomaquia

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